Mirada ardiente


Cuando el sol de primavera 
en la lejana montaña pose,
florecerá tranquila la pradera
cuando su calor la superficie rose.
Si tu belleza en mí quisiera
posar suavemente 
la luz de tus ojos bellos, 
inspiraría con ellos 
más que poesía en mi mente.

Si las nacientes flores 
el rayo solar descubre,
y en las mañanas de octubre 
vuelven los colores 
a pintar los amores, 
bien tu mirada podría
regresar la poesía 
a su antigua morada,
abandonada y olvidada 
dentro del alma mía.

Así tan solo creo 
que tendría mi canto 
de tu esencia el encanto, 
universo del deseo;
la que en tus ojos veo 
simpática dulzura, 
los que en tu boca pura
destila, cuando sonríes 
en esmeraldas y rubíes 
fragancias de frescura.

Si acaso yo lograra
resumir en mis composiciones
las bellas ilusiones
que tu mirada declara;
y la inocencia, y la rara
prudencia que revela
y las alegrías que anhela
tu alma poderosa,
y aquella luminosa
zona por donde vuela,
daría el talento mío.

Esto me intriga,
hermosa amiga
ahuyentadora del frío;
¡mas yo propio me rio
del inoportuno ruego!
¿Quién me asegura luego, 
estando inspirado,
de no morir quemado 
en tan hermoso fuego?


© Elvis Dino Esquivel

Imagen: kevotu

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