Vamos caminando, cansados y temerosos
a donde nos lleven esos vientos del destino;
con cada paso, llenamos nuestros dolorosos
corazones con nostalgia del amor divino.
Tal como los lejanos cometas luminosos
que en el cielo ya sea nocturno o matutino,
cruzan taciturnos, efímeros y orgullosos
para dejar su espaciosa estela en su camino.
Ocasionalmente se entrecruzan los destellos,
con colosal tranquilidad pasiva y serena,
los astros escondidos detrás de tus cabellos.
¡Nuestros ojos se conectan con una mirada
y nuestras pupilas un instante nos condena
a unir tu alma nerviosa con mi alma desolada!
© Elvis Dino Esquivel
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