Fantasmas de las musas que en remotos días
adorara mi ánima con locura doliente,
infaustos rosales que hoy de humedad vacías,
marchitas inclinan la amargada frente.
Amuletos finos que creó mi anhelo
de mi nefasta inexperiencia de encanto,
por favor no vengan que su afligido duelo
nada me expresa, ¡aunque las amaba tanto!
¿Por qué en las afligidas noches traspiran
sobre mi cama sus torpes sombras frías?
Si sus pechos de sufrimiento suspiran,
¿quieren qué las reviva con las lágrimas mías?
¿Qué fucking quieren? ¿Acaso del consumido fuego
querrán revivir la apasionante llama?
¿O acaso me querrán nuevamente ciego
para entregarles un corazón que ya no las ama?
¿Quieren acaso que hidrate sus secos labios
con el licor embriagante que en mí se ha agotado?
Y si las veo sin magia, ¿podré con agravios
recompensar su amor cruel y despiadado?
¿Piensan que puedo en su corazones fríos
encontrar y consagrar mis inspiraciones,
si cuando sus labios abandonaron los míos
dejaron a mi pobre mente sin ilusiones?
No lloren ni del amor ofrecido y jurado
me pidan la promesa: Fueron torpes delirios,
por eso les pido que me dejen abandonado
con mi dolor sombrío y mis torpes martirios.
¿Se acuerdan, acaso se acuerdan, hermosas
de aquellos tiempos de cariños y amores,
cuando al pasar de las fugaces horas gloriosas
reíamos y al cielo pintábamos colores?
Fue solamente en el miserable octubre
cuando me acostaba en sus amantes faldas,
fue en el otoño cuando en mis brazos las tuve
y dormía acariciando sus suaves espaldas.
Recuerdo cuando sus labios rojos
cariñosos sofocaban la boca mía,
y al resplandor de sus lindos ojos
sintiendo sus besos me dormía.
¿Por qué mis sentimientos apagados
al sentir sus besos no palpitan,
y al tocar sus glúteos delicados
nada de excitación ni amor incitan?
¿Por qué su maldita y fatal belleza
me hizo rendirme a sus amantes brazos?
Por un momento perdí la cabeza
y me dejaron hecho pedazos.
Si la última me arrancó lamentos,
lágrimas, esperanzas y alegrías,
¿no secos mis ojos de tormentos
sollocé solo hasta el fin de mis días?
Quieren que las ame y me ofrecen miseria,
superficialidad, dicha y fantasía;
¿creen que sexo y maldita materia
es lo que mi pobre existencia ansía?
¿Acaso no saben que necesita el alma,
eterno amor, ciego, verdadero y divino,
un amor incondicional que traiga calma
cuando en nuestras vidas azote el remolino?
¿Quieren que mi torturada alma inmensa
se revuelque con la escoria del suelo,
qué baje la cabeza cuando piensa
que son ángeles bajados del cielo?
¡Déjenme en paz ya, falsos amores!
Ya no me ofrezcan amor ni encanto,
mejor pídanle al vil destino otras flores
que puedan rociar con su amargo llanto.
¡Entreguen y presuman su hermosura
y ojalá que las adoren otros ojos!
Yo las observaré sin celos ni amargura,
y en mi indiferencia sufrirán mis despojos.
© Elvis Dino Esquivel
Imagen: SheerHeart
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