Caminando en la playa el otro día,
como de costumbre discutíamos de amores;
tú, me hablabas de llantos y dolores;
yo, insistía que solo así el amor existía.
Abajo, a nuestros pies, el mar lloraba
cual si lloráramos nuestros antiguos errores;
arriba, sobre el cielo, entre esplendores,
agónico el sol a la sutil noche esperaba.
Contemplé ese paisaje prodigioso;
te vi a mi lado pensativa y muy conmovida,
¡y más que nunca me sentí dichoso!
Al despedirse la cercana estrella,
valoré la vida, no solo porque es la vida,
¡la valoré porque existes en ella!
© Elvis Dino Esquivel
Imagen: nuhanotion
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