Buscando el amor


«¡Dime qué dices, mar, qué dices, dime!»
Miguel de Unamuno

Las corrientes marinas con voz armoniosa
se estremecen a impulso de la brisa fugaz;
la luminosa luna tranquila y hermosa
con hoguera dudosa
refleja en las ondas su descolorida faz.

La amante olvidada,
a la playa llegó desolada
buscando a su amor:
¡la brisa que ayer disfrutaba,
ahora a su cuerpo sopla el dolor!

Ayer alegre, brillante veía
dorado horizonte y dicha sin fin...
ahora melancolía;
¡en noches de tormentas y cruel agonía
en noches de neblinas, habrá de morir!

Sutil, sublime, tras nítido velo,
figura de duelo,
la pobre mujer su pie deslizó:
con voz de mensajera del cielo
en sueño inspirado de amor susurró:

«¡No tardes! La noche es muy hermosa,
la luna te ofrece su tierno resplandor
y tienen los mares su voz melodiosa,
y tiene mi corazón tesoros de amor.

«Te espera la noche estrellada,
te esperan las ondas llenas de gratitud;
ven que te llama suplicante tu amada,
a mi alma regrésale la anhelada salud.

«¡Pregunto a la brisa, pregunto a las estrellas,
mientras busco en las sombras tu imagen fugaz;
pregunto a las olas... pero ninguna de ellas
me responden… jamás encontraré la paz!»

Si el viento piadoso llevarte pudiera
la queja final del alma que vive en tu amor;
si en esas suplicas de amor recibieras,
mis tristes suspiros y mi último adiós.

Rodeada de flores se mira una losa,
las ondas marinas la cobijan en paz:
bajo ella la doliente mujer reposa,
con ella la muerte cubrió su faz.

Su nombre repite la voz del poeta;
cantares le entona de cariñoso dolor,
y en torno a su tumba atravesándola inquieta
la corriente susurra: «aquí yace el amor.»


© Elvis Dino Esquivel

Imagen: BaxiaArt

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Versos libres


Sigo prisionero,
mi mente sigue en estado de alerta.
Me ha elegido la misteriosa puerta
y ahora busco tu abrigo;
muero, siempre muero,
pero soñando contigo.

***

¿Qué callará tu mirada inocente
que con filosa espada defiendes?
En tus ojos mil antorchas enciendes
pero solo una vela en tu frente.

***

En todos los ciclos te encuentro
y en todos los ojos tristes te miro;
sé que existes en todas las vidas
porque siempre renaces conmigo.

***

Para mi hermano Ali
al amor de su vida

Cuando el sol se esconde, cuando se oculta el día,
y cuando la noche extiende su manto sagrado,
mi corazón sonriendo te llama con alegría:
¡y tú te asomas en el fondo de la memoria mía,
como una estrella blanca sobre un cielo nublado!

***

La enfermera deliró que dulcemente
la sombra del marinero se acercaba,
y en los sutiles jazmines de la frente,
con su boca de olvidado la besaba.

***

No te prometo ninguna estrella,
ya que cada vez que te bese
en tus labios dejaré mi huella.

***

Fuiste un instante, infinita y ansiosa
por amor hacia mí descendiste;
¡Eres mitad sueño y mitad diosa!
Te amé todo el tiempo que exististe.

***

Mi vida es como otra noche por ser oscura, 
pero te pertenece siendo así; 
vale más que mi vida toda tu ternura,
ya que entera tú me la diste a mí.

***

Mi pecho es un extenso cementerio
y mi corazón su único ataúd;
cuando lentamente mueras en mí,
ya sabes cuál será tu ínfimo sitio.

***

El individuo que siempre vacila,
corrompe el amor. Aquel que ama en vano
jamás su conciencia estará tranquila:
¡el amor no es un lago, es un océano!

***

Hoy me has dañado, me has matado en vida,
arrastra mi cadáver en la vil memoria tuya
y entierra a tu muerto cuando el sol huya:
¡la noche perdona… pero la conciencia no olvida!

***

Ella, la que a mi corazón había maltratado, 
ya se había coronado sobre mis emociones.
Si su arma poderosa fueron sus potentes dones,
¡más honorable que derrotar, es ser derrotado!

***

Te doy por muerta cuando aún no has nacido,
te juzgo por el daño que aún no me has hecho:
fantasía mía, eres solo un falso latido
que engaña al cadáver dormido
que cargo en el pecho.

***

La musa lo amó con la eternidad de una hora,
lo conoció alegre, valiente y caballero;
y por orgullo femenil, traidora,
con un «te estimo» respondió a un «te quiero».

***

¡Mírame y mírame con tus ojos divinos!
Elimina de mi alma toda su tristeza
para que en tus sutiles ojos cristalinos
pueda ver reflejada mi propia belleza.

***

Si al despertar mañana a mi lado sigues
te confesaré justo cuando me mires:
¡qué eres diosa creadora de mi mundo;
sin tu gravedad, soy un astral vagabundo!

***

Los poemas de mi vida son la historia,
sufrimientos de un herido corazón;
y siendo muy tuyo mi adorada gloria,
¡tuya mi vida como mis poemas lo son!

***

Las lágrimas que al brotar
tristes, buscando un consuelo,
son como las aguas del mar,
¡saladas suben al cielo
y dulces son al bajar!

***

Eras en mi mente un colorido y vivo recuerdo,
pero al verte de nuevo le has borrado su color:
tu ahora descolorida faz pudrió en mi memoria
la ya antigua historia de tu ya antiguo amor.

***

Tan alegres las horas vienen,
pero tan tristes las horas se van;
hay momentos que se mantienen,
pero hay recuerdos que nunca se irán.

***

Esos amores mal pagados,
esos afectos mal correspondidos,
son corazones enflorados
pero corazones sin nidos.

***

Qué alegre consuelo alma mía
tienen los dolores terrenos,
¡el pensar que cada día
van teniendo un día menos!


© Elvis Dino Esquivel

Imagen: Borda

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Madrid


Madrid ya no tiene muralla
pero aun sigue llena de piratas,
nadie la defiende y nadie la ataca.
Cree ser una ciudad
y sigue siendo una villa.

Todos los universos caben aquí:
calles de fachas sin quehacer
y barrios medio perroflauteros.
Se improvisan habitaciones
para refugiar al que busca ser libre
sin ventana y con mucho que ver.

Todas las calles dan para Sol
y nadie quiere pasar por allí.
Los balcones se asoman
hasta los que no quieren ser testigos
de los hechos que nunca ocurren.

La habitan hasta quienes aún no han nacido
ni nacerán sin antes ya estar muertos.
Caminan los que que van a todos sitios,
una bolsa en mano sin motivo alguno.

Los enfermos que están sanos
dejan papeles sucios en las calles
que confunden con el prado.
En los parques se echan a tomar el sol
y en las terrazas se toman una caña
aunque esté lloviendo indiferencia.
Nadie tiene la culpa
ni nadie conoce a nadie
pero todos son vecinos
hasta el raro solitario
que dice ser amigo de todos
y que todo lo sabe aunque nada sabe.


© Elvis Dino Esquivel

Imagen: Juan de la Corte

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Lost Cause


¡Ya quiero combatir! Desesperado
lo grito aunque combatiendo muriera,
mi rancio destino con su huella austera
el amor de la patria me ha cegado.

A morir lejos estoy condenado,
dimito de la vida placentera;
huyo de la sociedad carroñera
que un abismal vacío en mí ha dejado.

Conocer quiero a la temida muerte,
atravesar sus puertas eternales
donde no gobierna la brutal suerte.

Muerte, llévame a tus negros umbrales
y deja atrás mi torpe cuerpo inerte,
quiero descansar con los inmortales.


© Elvis Dino Esquivel

Imagen: Benjamin Haley

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¿Es muy triste morir?


«Morir soñando, sí, mas si se sueña
morir, la muerte es sueño; una ventana
hacia el vacío; no soñar; nirvana;
del tiempo al fin la eternidad se adueña.»
Morir soñando - Miguel de Unamuno

I

¿Es muy triste morir? No, gente mía:
morir solo es dormir y el sueño es bello 
cuando se sueña amores y alegría 
del espíritu al célico destello.

Morir es descansar, cerrar los ojos 
al mundo del sufrimiento y de la materia, 
para después abrirlos sin los enojos 
que aquí nos dan la vida y la miseria.

Morir es elaborar un paraíso 
de amor y de felicidad que uno alcanza; 
es lograr la promesa que nos hizo 
el toque divino de la esperanza.

II

A quienes sufren mucho y mucho lloran
ese sueño feliz les manda el cielo;
y también a las almas que se adoran, 
porque amor es llorar y es un consuelo.

¡Y dormir es tan pacífico, cuando llega
del ángel piadoso la bendita mano
a cerrar nuestros ojos y que pliega
sus grandes alas al hogar lejano!

¡Es tan hermoso dormir tras la fatiga! 
Y encontrar lo que busca el alma inquieta
en el ignorado más allá, que abriga 
el bello paraíso que presagió un profeta.

III

No le temo a la muerte. Cuando venga 
quizá mi labio pálido sonría,
mientras su mano palpitante sostenga 
desanimada e inerte la cabeza mía.

Es muy cierto que la muerte cuando llega 
colma un hogar de desconsuelo y de amargura; 
pero la fe y la esperanza nunca le niega 
el prometido paraíso al alma impura.

Yo no temo a la muerte, yo la ansío
como a la sedienta cristalina gota,
como la noche a la luz, como el rocío
a la flor que en soledad arde y explota.

IV

¿Irás a mi entierro verdad? ¿Irás con flores
a leer el poema que en mi tumba aún escribe;
pensando en mi historia y mis dolores, 
sonriendo al verme del tormento ya libre?

¡No coloques en mi tumba solitaria
ni piedras ni arreglos que pesen tanto!
Solo quiero un ramo y una plegaria,
pero no tu dolor ni mucho menos tu llanto.

V

El maldito olvido… eso me asusta, 
porque la oscura muerte es el olvido.
No me olvidarás por una causa injusta, 
¿o acaso el ave olvida su antiguo nido? 

No, porque entonces dormiré lloroso 
por la pérdida y la gloria que uno alcanza, 
y no puede ser ficticio y engañoso,
el toque divino de la esperanza.

¿Es muy triste morir? No, yo presiento
que si ese sueño nuestros ojos cierra,
se abrirán en el alto firmamento:
¡para aprender dormidos a valorar la tierra!


© Elvis Dino Esquivel

Imagen: The Fountain

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En la playa


Caminando en la playa el otro día,
como de costumbre discutíamos de amores;
tú, me hablabas de llantos y dolores;
yo, insistía que solo así el amor existía.

Abajo, a nuestros pies, el mar lloraba
cual si lloráramos nuestros antiguos errores;
arriba, sobre el cielo, entre esplendores,
agónico el sol a la sutil noche esperaba.

Contemplé ese paisaje prodigioso;
te vi a mi lado pensativa y muy conmovida,
¡y más que nunca me sentí dichoso!

Al despedirse la cercana estrella,
valoré la vida, no solo porque es la vida,
¡la valoré porque existes en ella!


© Elvis Dino Esquivel

Imagen: nuhanotion

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Inspiración absurda


Escribir sobre ti en este papel
una extraña fría sensación deja,
al escribir, mi escritura refleja
los instantes que me erizan la piel.

Te escribo con sentimiento blando,
con tanta inspiración dominando
en la testa… las ideas yacen
y luego en escritura renacen.

Eres la bella musa que me inspira
a escribir versos. Eres la leona
reina de mi jungla y, con tu corona,
potestad impones al que te mira.

Eres regenta absoluta en mi palacio,
que pese a sus ruinas, en dominio rondas.
No te preocupes, yo te doy tu espacio
para que un rato de mi mente te escondas.

No olvido que las rosas más finas
son también de las más problemáticas,
ya que a parte de ser aromáticas,
¡también cargan filosas espinas!

Eres una planta tan misteriosa,
a pesar de tu ríspida textura,
tienes un sensible botón de rosa
que refugia tu energía más pura.

No por ser tan atractiva tengo que escribir
acerca de tu looks; tengo que describir
tu carácter que fluye de lo más natural,
ya que me encanta la musa que es original.

Soy solo un mediocre poeta
de poemas estructurados,
y con su célebre etiqueta
libera sus traumas guardados.

Mi averiada mente mansa va
naufragando en mares de dolor;
no me perderé porque mi amor
propio siempre sabe dónde está.

Y no te extrañes si yo al fin
no caigo rendido a tus brazos,
quizás solo eres un jardín
donde florecen los rechazos.

Ya de depresión no me enfermo
ni a mi robusto cuerpo engaño:
¡ya en aguas benditas me baño
y en colchones cómodos duermo!

Ya no me importa que el alma mía
se sature de ilusión completa,
ya que la inspiración del poeta
es lo que engendra la poesía…

Creí que inspiraba tu aroma,
ya de nada sirve tu esencia,
si lo que más regala influencia
¡es lo que siempre se desploma!

Entiendo al fin que el corazón en ruina
es donde el sentimiento triste se hace,
¡y es por eso que la bella flor nace
con una filosa escondida espina!

Entiende que hoy solo me inspiré en ti,
olvídate ya de todo espejismo:
¡no valgo por lo que hay afuera de mí
sino por lo que hay dentro de mí mismo!


© Elvis Dino Esquivel


Imagen: Pixelnase

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La huérfana


¡Ay, nantli1! ¡Ay, nantli! ¡Ay, nantli!
Ya se acerca aquel hombre
de la gran arma brillante
que a tajtli2 cortó cabeza;
¡Ay, mamá! ¡Ay, mamá! ¡Ay, mamá!
Tengo miedo que a xokoyotl3
Tenga la misma fortuna
y que a mí me hagan un konetl4...


¡Ay,
nantli! ¡Ay, nantli! ¡Ay, nantli!
¿Por qué papá y Mictecacíhuatl5
nos observan en silencio?
¡Que la gran Xiuhtecuhtli6 venga
por ese hombre malo y pálido!
Que yo tengo bastante miedo
que el iluikaltl7 se oscurezca...

¡Ay, mamá! ¡Ay, mamá! ¡Ay, mamá!
¿Por qué ha destrozado todo
ese descolorido hombre?
¡Ay, madre! ¡Ay, madre! ¡Ay, madre!
¡Que alguien ayude a mi hermano
que está desangrando el pecho!
Lanzar su lanza quiso
para destrozar el brillante
pecho de ese hombre pálido...

¿Mamá? ¿Mamá? ¿Mamá?
¿Por qué lloras desconsolada?
¡Es nuestro marcado destino!
La libertad no existe,
la libertad no existe...
¡Si existiera… si existiera
sería para siempre!
¡Naceríamos en ella
y moriríamos en ella!
Pero ese señor pálido
de las escamas brillantes
ha decidido por nosotros...


© Elvis Dino Esquivel

Imagen: Desiderio Hernández Xochitiotzin
_______________
Náhuatl: Madre, 2 padre, 3 hermano, 4 bebé, cielo
Mitología Mexica:
5 Reina de Mictlán, el 9o. y último nivel del inframundo
6 La personificación de la vida después de la muerte

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Sueño tonto


I

Creo estar enamorado de mi sueño:
No hay duda alguna en el anhelo flotante
de mi inocente amor. Mi sueño es tan tonto
que en su profundidad se imagina tu diseño
de perplejidad misteriosa y fascinante,
sin embargo, el caluroso viento de la realidad afronto
y rompe el sueño, regresándome a la realidad distante.

No soy aquel hombre que se enamora 
de la figura perfecta: solo soy un fantasma
que tras otro fantasma va, como la aurora
tras la noche pasajera que huye al beso
deseoso del sol. Este sueño me entusiasma,
con tal de verte un instante, a dormir en exceso.

II

Ya que es tonto mi sueño, en él entrego
todo mi cariño, porque destila
de un torpe corazón que quedó ciego,
la contaminación de su pupila.

Despierto, sufro y gozo: mi padecimiento
es como el de la flor que, al fin cortada,
expulsa sus aromas al voluble viento
y se muere en las caricias de la nada.

No adoro de la mujer solo su anatomía,
porque la apariencia a la mente descontrola:
la materia sin alma está vacía;
y el alma sin materia sobrevive sola.

En mi sueño viajo por el mundo como loco,
buscando a una mujer que nunca encuentro;
siento que el mundo real es poco,
ya que busco lo que añoro aquí adentro.

III

Ya sin odio ni amor, me siento perdido,
la sonrisa borrada y seco el llanto,
una rosa en su recuerdo planto
y prosigo mi sueño ininterrumpido.

¿Para qué despertar? Ya el sueño
se olvidó de toda la realidad;
quien mejor que yo para ser el dueño
de todo lo que me cause felicidad.

Pero cansado ya de este sueño tonto,
donde jamás te llego a ver;
ahora te quiero dejar saber
que espero que nos veamos pronto.


© Elvis Dino Esquivel

Imagen: BaxiaArt

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Siglo XXI


Ya pasó el siglo XX
y sería mejor brincarnos el XXI
No tenemos nada que hacer
y no tiene nada que ofrecernos.
Mejor pasemos al XXII y pretendamos
que el XXI ya transcurrió.
Miren que magníficos recuerdos
de un siglo que nunca existió:

Dejaron de matar negros
que solo veían pájaros
Dejaron de bombardear patrias
que razaban al mismo dios de otra manera
Se acabo el hambre
y las pandemias son más mitos
que peligros latentes.

Los ricos dejaron de ser ricos
porque los pobres dejaron de ser pobres.
Los de la bandera de arcoíris
declararon su independencia.
Y los huesudos listillos
no saben donde enterraron a sus muertos.
Derribaron efigies de hombres ilustres
y en su lugar colocaron cactuses
y plantas de plástico.

Los chavales se graban bailando
con su móvil roto,
creyéndose estrellas
y los invisibles seguidores sin quehacer
les mandaban su like que valen más
que su educación y su futuro.

Se fue muy rapido ese siglo ficticio
y creo que nos ha legado mucho:
Un vaso de agua casi vacío
y una escoba desgastada.


© Elvis Dino Esquivel

Imagen: pascalcampion1

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El adiós


“After she left, Ray let himself go.”
Ray in Reverse - Daniel Wallace

¡Hasta nunca! De tu perímetro peligroso 
me alejo lentamente para jamás volver;
cuando me estremezca aquel desierto belicoso
con tu recuerdo hallaré algún tipo de placer.

Lejos del bélico puerto, tu opaca memoria
obsesa naufragará al recuerdo de los dos;
lacerante ilusión de alegría transitoria,
ahora tengo que decirte un último adiós.

Del insípido sol los centelleantes reflejos
remotos los he de ver mientras puedan brillar
y cuando agónico por ti llore, estando lejos,
mis cansados ojos tornarán a tu lugar.

En el desierto infinito, tu oasis risueño
vislumbraré cuando una bala apague mi voz;
inmaculada deidad de mi insensato sueño,
por eso me despido con un último adiós.


© Elvis Dino Esquivel

Imagen: Alejandro D'Marco

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Romance urbano


Cabalgando sosegado
inspirado de ilusiones,
por Los Ángeles perdido
con su fiel corredor galgo,
el flaco hidalgo respira,
vencido por su pasado,
el aire de los ayeres.
En un gentío infinito
callados por las pantallas,
el hidalgo misterioso
mira a unos pocos pasos
un negro niño que llora
y su negra madre inmóvil:
- Discúlpeme mi señora
pero hijo llorón la llama
deje un momento ese espejo
ladrón de vuestra mirada.
La señora lo retrata
sin palabra que decir,
su rostro enojado gime
y se anima a maldecir:
-¿Qué época cree que vive
anciano sin quehacer?
Lo retrato por si acaso
sea usted ladrón o no;
mi atención es mi dominio
y mis ojos son muy míos,
si a mi pequeño crío ignoro
porque otros lloros me llaman,
me han enviado unos mensajes,
el padre de mis dos vástagos
de prisión no saldrá ahora,
¿su cruel crimen? Posesión
de la hierba que distorsiona
la triste realidad.
Pidió perdón el hidalgo
y prosiguió sus andadas,
no le daba bienvenida
la caótica ciudad,
y su soledad incluso
era una habitante más...


© Elvis Dino Esquivel


Imagen: Midnight Electric Media

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