«Morir soñando, sí, mas si se sueña
morir, la muerte es sueño; una ventana
hacia el vacío; no soñar; nirvana;
del tiempo al fin la eternidad se adueña.»
Morir soñando - Miguel de Unamuno
I
¿Es muy triste morir? No, gente mía:
morir solo es dormir y el sueño es bello
cuando se sueña amores y alegría
del espíritu al célico destello.
Morir es descansar, cerrar los ojos
al mundo del sufrimiento y de la materia,
para después abrirlos sin los enojos
que aquí nos dan la vida y la miseria.
Morir es elaborar un paraíso
de amor y de felicidad que uno alcanza;
es lograr la promesa que nos hizo
el toque divino de la esperanza.
II
A quienes sufren mucho y mucho lloran
ese sueño feliz les manda el cielo;
y también a las almas que se adoran,
porque amor es llorar y es un consuelo.
¡Y dormir es tan pacífico, cuando llega
del ángel piadoso la bendita mano
a cerrar nuestros ojos y que pliega
sus grandes alas al hogar lejano!
¡Es tan hermoso dormir tras la fatiga!
Y encontrar lo que busca el alma inquieta
en el ignorado más allá, que abriga
el bello paraíso que presagió un profeta.
III
No le temo a la muerte. Cuando venga
quizá mi labio pálido sonría,
mientras su mano palpitante sostenga
desanimada e inerte la cabeza mía.
Es muy cierto que la muerte cuando llega
colma un hogar de desconsuelo y de amargura;
pero la fe y la esperanza nunca le niega
el prometido paraíso al alma impura.
Yo no temo a la muerte, yo la ansío
como a la sedienta cristalina gota,
como la noche a la luz, como el rocío
a la flor que en soledad arde y explota.
IV
¿Irás a mi entierro verdad? ¿Irás con flores
a leer el poema que en mi tumba aún escribe;
pensando en mi historia y mis dolores,
sonriendo al verme del tormento ya libre?
¡No coloques en mi tumba solitaria
ni piedras ni arreglos que pesen tanto!
Solo quiero un ramo y una plegaria,
pero no tu dolor ni mucho menos tu llanto.
V
El maldito olvido… eso me asusta,
porque la oscura muerte es el olvido.
No me olvidarás por una causa injusta,
¿o acaso el ave olvida su antiguo nido?
No, porque entonces dormiré lloroso
por la pérdida y la gloria que uno alcanza,
y no puede ser ficticio y engañoso,
el toque divino de la esperanza.
¿Es muy triste morir? No, yo presiento
que si ese sueño nuestros ojos cierra,
se abrirán en el alto firmamento:
¡para aprender dormidos a valorar la tierra!
© Elvis Dino Esquivel
Imagen: The Fountain
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