A Charles O. Sare, USN
Te despiden del puerto tus amores,
lloran como si estuvieran de luto;
tu último regalo pueden ser flores,
en Iraq la vida dura un minuto.
De pie, una lúgubre lágrima brota
y honor cubre tu patriótica frente,
sabes que en bélica tierra remota,
plácida se puede perder la mente.
La anónima bala que aún no hiere,
te espera y en todo tu cuerpo palpita,
el vivo nunca vuelve y aquel que muere
con una vil medalla resucita.
Vive y vagará tu mente en los lares
donde arde perenne la arena y cielo;
muere y justificarás los pesares
de los que te ven con un pie en el suelo.
© Elvis Dino Esquivel
Imagen: Carl E. Gibson
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