Una noche de octubre


La enfermera
Marinero: en tu corazón olvidado
ya crece una flor, que abre al estío
su cáliz celestial. Está sembrado
de estrellas apagadas el vacío.
Háblame de tu amor; sobre mi seno
despoja de tus angustias el veneno;
y mancha de mis manos lo esplendente,
con las ardientes gotas de tu llanto,
mientras extiendo el bendito manto
sobre las negras nubes de tu frente.

El marinero
Todo yace dormido:
el ave en el nido; 
en el cielo, el sol; en la espesura,
las plantas de fragancia llenas;
en mis afectuosos ojos, tu hermosura;
y en mi olvidado corazón, las penas.

La enfermera
No pienses que me engañas; 
no creas, no, que tu tristeza ignoro; 
¡hay humedad colgando en mis pestañas, 
ya que lejos tengo al hombre que adoro!

El marinero
¡Solo te tengo a ti! ¡De tu pupila
la brillantez tranquila
basta para alimentar mis soledades!
¡Solo te tengo a ti! ¡No hables de duelo,
comisionada del cielo,
mi prometida fiel, mi nube de piedades! 

La enfermera
¡Regálame ya tu corazón! ¡La pena
que grita comprimida,
con su aliento mortal nos envenena,
como envenena la materia podrida!
¡Regálame ya tu corazón! ¡Tengo derecho!
¡Déjame que comparta tu amargura,
recuesta tu faz sobre mi pecho
que late de compasión y de ternura!

El marinero
¡Eres mi manantial de armonía,
como luna naces cuando muere mi día!

La enfermera
¡Yo soy aquella que por ti suspira,
que nunca te abandona,
y que ha soñado premiar tu lejana gira
con el merecido honor de una corona!

El marinero
¡Tranquila has cambiado toda la rudeza
que me inspira lo infame y lo grosero;
me he enseñado amar a la verdadera belleza,
y me has enseñado a ser todo un caballero!

La enfermera
¡Cuando todo a tu paso se derrumba,
cubriré los escombros con mis grandes alas;
a tu lado estaré en las buenas y en las malas
e inclusive junto a ti yacería en una tumba!

¡Se atraviesa con mi sendero tu camino;
yo represento tu ideal más puro
y siendo también yo parte de tu destino,
te enseñaré abrir las puertas del futuro!

¡No tengo más historia que tu historia, 
ni mejor regalo que tu amor! ¡Soy toda tuya!
Te daré todo el néctar de mi gloria
cuando tu travesía por la guerra concluya.

El marinero
Eres mi mañana, la flor sin espinas
que nace en mi jardín… ¡tu mirada
en mi noche es la luna apasionada
que inspira del sol las luces matutinas!

¡Busca en mi corazón el tesoro 
cuando me regales de tu amor el fuego! 

La enfermera
¡No dudes de la fe con que te adoro!
¡Yo al deleite de tu amor me entrego!

El marinero
¡Déjame que recargue la cabeza 
sobre los cálidos pliegues de tu vestido,
y que me embriague en tu belleza
escuchando de tu corazón el latido!

¡Eres el puerto que sueña todo marinero!
Te extraño, dueña de mis últimos amores:
¡y para que sepas bien cuanto te quiero
voy a contarte todos mis dolores!

Olvidado de ti, que eres la calma,
mi maravillosa y bella prometida,
regalé a una mala mujer el corazón y el alma…
¡convirtiéndola inútilmente en vida de mi vida!
¡La flor de mi corazón abrió su broche
saturado de esencia embriagadora,
llenando mis ilusiones cada noche
de esa mala mujer la cara envenenadora!

Infiriéndote a ti aflicción y agravios,
a ti que eres de mi vida el resumen,
¡moría por un beso de sus labios!

La enfermera
¡Qué en mis labios tus penas se perfumen!

El marinero
¡La adoré postrado de rodillas, 
la adoré desesperado! ¡En mi ternura 
jamás llegó mi labio a sus mejillas, 
jamás ensució mi vista su hermosura!

La enfermera
¡Te conozco bien! ¡Inocente y ciego,
tu amor es grande y por lo mismo puro!

El marinero
¡Yo doy todo mi ser cuando me entrego!
¡La hierba muere, pero pegada al muro!

La enfermera
Entiendo tus pesares y tus enojos:
¡tras la violenta pasión vino el olvido!

El marinero
¡Y llevo aún en mis cansados ojos 
la imagen infernal del demonio perdido!

En el desvelo de las noches mías
la veo aparecer y me desgarra…
¡con su voz de insoportables melodías,
viene sin querer y como presa me amarra!

¡Y no me avergüenzo de llorar! ¡El llanto
prueba que el corazón no está marchito!
¡Cubrí mis penas con el manto
cuando supe de ella el delito!

¡Los demonios nunca lloran! ¡La amargura
es una irradiación! ¡De cada espina
que se hunde en nuestra frente, brota y fulgura
una obstruyente luminosidad divina!

La enfermera
¡Llora, corazón! ¡Llora tus dolores!
¡Los llantos del pesar son inmortales!
¡Con rocío se nutren los rosales
y se filtran todos los amores!

El marinero
El día empieza: ¡viene ya la mañana 
cubierta de esperanza! ¡Viene ya la sorpresa
con que el sol sus destellos engalana
cuando las plantas de la noche besa! 
¡Con tu limpio esplendor viene el olvido!
¡Los fantasmas se van! ¡Todo se azula:
el cielo por los vientos recorrido,
la niebla gris que en el precipicio circula!

¡Lentamente la luz sube a su trono,
mientras recupera la perdida calma!
¡Dejemos los rencores en el abandono,
mientras iluminamos, mi amor, el alma!


© Elvis Dino Esquivel

Imagen: US Navy

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